
“En un mundo perfecto correspondería al gobierno y no a los hombres de negocios ofrecer este tipo de programas”, reconocía en esa época. Afirmaba bromeando que los alumnos estadounidenses creían que Chernobil era un apellido (Cher Nobil), prueba de que necesitaban con urgencia emisiones de actualidad.
En Estados Unidos la publicidad había entrado en las escuelas mucho antes de Channel One. Los alumnos estaban acostumbrados a los tableros con información deportiva patrocinados por Coca-Cola o Pepsi, y a los anuncios en los anuarios o los periódicos de las escuelas. Pero la difusión en los establecimientos escolares de un telediario “especial para adolescentes” causó sensación.
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ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarPertenezco al Máster en Comunicación y me gustaría que te pusieras en contacto conmigo ya que no he podido conseguir tu dirección de e-mail de ninguna forma.
Por favor, escribe alenfonseca(arroba)gmail(punto)com.